Page 40 - Donde vive la imaginación
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Nuestra Sarita está desconsolada, llora todo el tiempo, la cocina no es la
            misma, todos los trastes sucios, Refrigerador vacío, Horno de Microondas
            tiene un olor desagradable: Sarita olvidó una miel adentro la cual se echó
            a perder, Tostador se quemó, por descuido se le quedó encendido a Sarita
            por largo tiempo, Abrelatas en un arranque de histeria fue a dar debajo
            de la última alacena, entre el llanto y dolor de Sarita, cada que sufre una
            crisis avienta todo lo que ve a su paso. Nuestras amigas las toallas de cocina
            estaban  como  estatuas, sucias y duras, los sartenes tirados y golpeados
            contra la pared.


            Tetera nos cuenta que a Sarita le diagnosticaron depresión, que eso le
            sucedió por la pérdida de su esposo.

            Pobre Jacinto, él también ha sufrido mucho, dejó de hacer pasteles, todos
            los días entra a la cocina para hacerle un té de manzanilla a su mamá,
            espera que un día ella mejore y vuelvan a hacer las cosas como antes, él
            también extraña a su papá, por las noches después de asegurarse de que
            Sarita está dormida, llega a la cocina y de rodillas llora hasta quedarse
            dormido.

            A la mañana siguiente vemos a Sarita entrar a la cocina, tal parece que se
            ha recuperado, despide a su hijo con un beso y un abrazo largo, le suplica
            que asista a una reunión de trabajo que tiene, que deje de preocuparse por
            ella, estará bien, se encuentra decidida a hacer pasteles, a retomar su vida.


            Sarita se sienta en el comedor, nos observa a cada uno de nosotros, inicia
            a platicarnos anécdotas de ella y don Prisciliano haciendo pasteles, cada
            vez es más entrecortada su voz, sus lágrimas no dejan de salir y su mirada
            está fija hacia la ventana. En un arranque de locura corre hacia el cajón de
            los cuchillos y lo clava repetidas veces en la mesa, está descontrolada. Los
            artefactos la observamos con el temor de que se haga daño. Después de
            un rato cae desmayada en el suelo, justo en ese momento entra la vecina
            a darle una vuelta, pues Jacinto se la encargó antes de irse, sabe que su
            mamá  aún  está  mal.  Llaman  a  la  Cruz  Roja,  de  inmediato  entran  los
            paramédicos para llevarla al doctor.




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