Page 38 - Donde vive la imaginación
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Ayer por la tarde, Sarita entró a la cocina llorando, todos la observamos
            con tristeza. Nos asusta no saber qué le pasa, por fortuna don Prisciliano la
            tomó entre sus brazos, la llevó a la sala, luego regresó a la cocina, preparó
            un té de manzanilla. Perfecto, Tetera sabe que debe ponerse lista para
            escuchar lo que sucede. A su regreso nos cuenta que Sarita perdió a su
            bebé, está desconsolada. Al paso de los días se dedica la mayor parte del
            tiempo a hornear, eso la mantiene ocupada.


            De pronto una mañana llega un sobre, ella lo abre y brinca emocionada,
            suponemos que son buenas noticias. Después de unas horas cuando don
            Prisciliano  llega,  Sarita  lo  está  esperando  con  una  taza  de  café  y  una
            galletita de suspiro, pero esta ocasión son especiales tienen la forma de un
            bebé.

            Tetera, como es de  suponerse, nos cuenta los  detalles del embarazo.
            Escuchamos a don Prisciliano decir que es necesario dejar la repostería,
            por un tiempo la cocina estará sola, tomaremos unas vacaciones en casa,
            para cuidar de Sarita y su bebé. Vamos a extrañar el traqueteo de los
            trastes y del horno en la cocina, pero es importante que descanse y que
            no trabaje, ahora su mayor trabajo es esperar a que su bebé crezca sano.
            Pasaron muchos meses, tantos que ya no recordamos como es el olor a
            pastel, pues sólo de vez en cuando muy de vez en cuando hacían algún
            pedido especial.


            Por fin el día llegó, nació Jacinto, el dueño de la pastelería, así le decían,
            un hermoso bebé. Cuando llegaron a casa del hospital lo presentaron con
            cada uno  de nosotros  y algo que  nos  gustó mucho fueron  las palabras
            de Sarita, “estos artefactos de cocina serán parte de tu familia, con ellos
            pasarás incontables horas y los amarás tanto como yo los amo”.

            Horno de Microondas aún llora cada vez que recuerda las palabras de
            Sarita. A Refrigerador y Estufa les brillan sus esquinas cuando alguien en
            la cocina los menciona, Tetera ni se diga, por lo menos una vez al día las
            repite, todos somos felices de saber que no sólo somos utensilios  de cocina,
            sino que formamos parte de la familia.




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