Page 176 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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“... Y si por desventura los jueces ante quien se presentase esta querella
            fuesen negligentes, deben ser echados de sus puestos por deshonestos...”


               —Al llegar a este punto de mi lectura me acordé de las lágrimas de
                  desesperación e impotencia de una amiga mía cuando, hace algunos
                  años, la escuela que dirigía entonces fue saqueada por vándalos y
                  malvivientes de todos conocidos en la colonia en la que se encontraba
                  asentada  y,  no  obstante  haber  dado  aviso  a  las  autoridades  y
                  presentado su denuncia formal, simplemente no pasó nada, nunca
                  se recuperó lo robado ni se detuvo a nadie.


            Pero también este gran visionario se refería al proceder que se esperaba de
            los maestros, sin atentar contra sus derechos. Nos dice:

            “Bien y lealmente deben los maestros impartir sus saberes a los escolares,
            leyendo los libros y haciéndoselos comprender lo mejor que se pudiese...”
            “Mientras  los  maestros  gocen  de  salud  no  deben  mandar  a  otros  que
            enseñen en su lugar, a no ser que encargase a otro a enseñar alguna vez,
            para hacerle honor y no para librarse de sus obligaciones...”

               —¿Ven  cómo  un  mandatario  que  conoce  su  función  y  sabe  por
                  tanto  dónde  están  las  fortalezas  y  debilidades  de  un  proceso,  es
                  capaz  de  prever  situaciones  atípicas,  de  una  y  otra  índole  en  el
                  desarrollo del mismo? En este caso don Alfonso le exige al maestro
                  su  cumplimiento,  pero  al  mismo  tiempo  le  da  carta  blanca  para
                  invitar al aula a personajes de reconocida solvencia cultural y moral
                  para coadyuvar al proceso de aprendizaje de sus alumnos, no para
                  evadir sus obligaciones o responsabilidades, al contrario, sino porque
                  reconoce  que  aquel  personaje  puede  aportarle  experiencias  más
                  sólidas y avaladas por su especialización en un campo del saber.


            Concluyo esta lectura tan ilustrativa que me ha confirmado que, un rey
            sabio  o  mandatario  inteligente  y  honesto,  pueden  hacer  mucho  bien  a
            su pueblo, que lo mantiene en el trono, contrario totalmente a un tirano
            ignorante que sólo vela por sus propios intereses y los de sus incondicionales.





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