Page 179 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Para  seguirnos  motivando  a  continuar  con  la  lectura  nos  interroga
            nuevamente para saber si alguien nos había hecho antes esta pregunta, en
            cuyo caso da por sentado que nosotros habríamos respondido de inmediato
            que en castellano.

            La tesis de Arrigo Coen Anitúd, autor de este singular artículo, es que
            no fue así y, para convencernos, nos lleva de la mano por un amplio e
            interesantísimo  análisis  del  panorama  histórico-lingüístico  de  la  España
            que existía, previo a la conquista o dominio del Continente Americano.


            De manera sistemática, pero amena, nos narra: “La historia del idioma
            castellano coincide con la historia de la España entera”.

            A continuación nos da a conocer cuál era la conformación geopolítica de
            la Península Ibérica; poblada de pequeños reinos, ajenos los unos a los
            otros, con sus propias normas lingüísticas y casas gobernantes, cada una
            de éstas con ansias de poder expandir su territorio, por lo que era común
            que un rey, más ambicioso que otro, ponía los medios para lograrlo; bien
            fuera a través de un matrimonio de conveniencia o de sangrientas guerras
            intestinas (a veces entre hermanos).

            Así estaba la situación cuando, en el año 711 desembarca en Gibraltar
            Tariq Ibn Ziyad, enviado por Musa, ibn Nusayr, gobernador del Norte de
            África, con marcados fines de conquista, que se consolidan al derrotar el
            caudillo árabe Tariq, al rey visigodo Rodrigo, en la Batalla de Guadalete,
            que tuvo lugar del 19 al 26 de julio de ese propio año 711, por lo que los
            historiadores hispanos consignan esta fecha como el inicio de la conquista
            árabe en España.

            Al Norte de la península, en la región cantábrica al saberse que los árabes
            (o moros) habían llegado a la península en plan de conquista territorial,
            comenzaron  a  construirse  grandes  fortificaciones  a  modo  de  castillos
            almenados, los que llegaron a ser tantos, que a la región se le dio el nombre
            de Castilla.







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