Page 181 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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A tal grado se diluyó el castellano en ese mar de poliglocía, que en 1546,
el emperador Carlos V de Alemania y I de España, en presencia del Papa
y de un obispo francés, delegado de Francisco I, pronunció un discurso de
desafío al rey de Francia (su irreconciliable rival) y el obispo se quejó ante el
pontífice de no haber entendido bien y fue entonces cuando el emperador
le espetó la célebre respuesta:
“Señor obispo, entiéndame si quiere, mas no espere de mí otras palabras
que no sean de mi lengua española, la cual es tan noble, que merece ser
sabida y entendida por la gente cristiana”.
Esta perorata de alarde, a la perspectiva del tiempo, hoy está considerada
como el acta de defunción del castellano, aunque todavía persista,
adjetivado, como sinónimo del español, nos dice nuestro autor.
Para que no nos quede duda a los lectores de la respuesta a su pregunta
inicial, concluye:
La Real Academia Española publica su Lexicón, bajo el título de
Diccionario de la Lengua Española.
En el artículo tercero de la actual constitución de España se hace referencia
al castellano, solamente para diferenciarlo de las otras lenguas oficiales, el
gallego, el vasco y el catalán.
¡Tzookí’!
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