Page 185 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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¿Desde cuándo volamos los yucatecos?




               En días pasados se estuvo comentando en diferentes medios periodísticos
            e  incluso  en  la  radio  y  la  televisión  locales,  la  probable  reubicación  de
            nuestro aeropuerto internacional, el cual, en lo particular, me ha parecido
            siempre magnífico tal como está y, sobre todo el lugar que ocupa en el
            área  citadina,  pues  por  esta  circunstancia  ha  formado,  desde  siempre,
            parte de mi historial de vida.


            El año en que yo nací, 1937, fue el señalado por mis papás para adquirir
            en Mérida su casa familiar, pues se habían conocido trabajando ambos
            como  maestros  en  la  villa  de  Tecoh,  donde  contrajeron  nupcias  y
            sucesivamente habían habitado en diferentes poblaciones, hasta que al fin
            lograron adquirir en Mérida una propiedad en el Poniente de la ciudad,
            que era antes mucho, mucho más pequeña y, aunque ahora nuestra calle
            forma parte del llamado primer cuadro de la ciudad, en aquellos ayeres
            era la colonia San Marcial, que comprendía, desde la calle 62, costado
            Poniente del parque de San Juan, hasta entroncar con la línea del tren
            de Campeche, en cuya trayectoria la máquina aquella hacía una parada
            para  bajar  al  ganado  vacuno  que  provenía  de  Tabasco,  para  el  abasto
            meridano, que era depositado en una construcción de mampostería, a la
            que llamaban popularmente Los Corrales, de la cual aún existen vestigios.
            La 69 Poniente, que es nuestra calle, durante mucho tiempo careció de
            pavimento; era calle peinada; es decir, apisonada pero sin recubrimiento
            asfáltico, tampoco tuvo luz eléctrica, hasta 1942.


            El adoquín francés recubría únicamente hasta la calle 68 x 70 que entonces
            comprendía unos edificios que originalmente decían que fue estación de
            ferrocarriles y le llamaban Los Dos Estados. Cuando yo lo conocí era ya
            una casa de vecindad donde vivían familias de militares. Hasta ese mismo
            cruzamiento llegaba la luz eléctrica. De ahí en adelante todas las familias
            nos alumbrábamos con quinqués, velas o lo que se podía. Nuestro domicilio





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