Page 61 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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En cada argumento, el universo literario plasmado en la trama de sus
novelas nos enseñaba a los adolescentes doceañeros, como yo, muchísimas
cosas; pero sobre todo nos impelía a ejercitar el razonamiento lógico,
darnos cuenta de que las cosas no siempre son lo que parecen ser, o como
se espera que sean.
Que los pequeños detalles que muchas veces pasamos desapercibidos,
no únicamente en una novela de suspenso, sino en la realidad, pueden
ser definitivos para que nuestras vidas tomen un rumbo u otro. Que el
personaje más insignificante en términos materiales o sociales puede, a su
vez, tener una vital importancia en un relato o en la existencia misma de
cada cual.
Lo mismo, pero al revés, pudiera darse el caso de una figura encumbrada,
poderosa, financiera o políticamente hablando, de la que, por su
investidura, podríamos creer incapaz de llevar a cabo algo fuera de la
ley, las circunstancias le hicieran bajar de su pedestal y convertirse en
protagonista, en alguna historia ficticia o de la vida real, en el villano más
cruel y despiadado.
Más tarde fue la gran señora del suspenso, doña Agatha Christi y sus
personajes: El pequeño belga Hércules Poirot, y la tierna y sencilla señora
Mapple, quienes me deleitaron, y continúan haciéndolo, con sus famosas
novelas tan interesantes y amenas, muchas de las cuales se convirtieron en
guiones de exitosas películas del género como: testigo de cargo, asesinato
en el expreso de Oriente, por mencionar algunas.
El mundo de la literatura es tan vasto y heterogéneo que hay lecturas para
todos los gustos. Recuerden compañeros las palabras del maestro Felipe
Garrido, quien sostiene que “el lector no nace, se hace”; por eso yo les
pido por favor que hagan buen uso de las bibliotecas de aula y de escuela.
Léanles a sus niños, permítanles enamorarse de los libros, que sepan que
en cada uno hay una historia interesante que les hará conocer personajes
que, con el tiempo, pasarán a formar parte de sus recuerdos infantiles.
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