Page 54 - Un docente preSNTE
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—¡Jajajajaja! ¡No, qué pasó!, ¡sería terrible eso! Pues, hoy tuvimos
reunión sindical en la escuela, salimos temprano y pensé en
saludar a un gran amigo.
—Me da gusto verte, Gabriel. ¿Qué te ha parecido este año como
docente?
—Pues, es…, es diferente ser practicante y estudiante. De
hecho, es parte de la visita que le hago, tengo algunas, muchas
preguntas, y no creo que nadie más que usted me las pueda
responder de manera clara y sincera.
Me observó, como a veces lo hacía en clase, como tratando de
indagar si había un truco o escondía algo en medio de estas palabras.
Finalmente, dijo:
—Claro, Gabriel, con gusto, pero no aquí. Ven, te invito una buena
bebida si tienes tiempo.
—Sí, claro, muy amable.
Abordamos su vehículo, una camioneta X-Trail muy cómoda y
excelentemente cuidada, azul metálico y con asientos de piel.
Transitamos por la Av. Morelos hasta llegar a un restaurante con un
bar cerca de las oficinas sindicales del estado. ¡Caray!, mi primera
vez ya como educador, me pediré un par de tequilas, o tal vez
vodka; ¿me veré mal si mejor elijo whisky en las rocas?…, en eso
pensaba cuando vi que pasamos de largo el lugar (pero…, ¿¡qué!?),
para seguir el camino hasta un local de jugos preparados.
Una vez instalados en el recinto, el maestro se pidió uno llamado
antigripal y yo me decidí por un vuelve a la vida (ya que no era lo
que pensaba, por lo menos me quedaría con la ilusión del nombre).
La mesera, una señorita muy sonriente y amable, nos llevó los jugos
y se retiró mencionando que si queríamos alguna otra cosa se lo
hiciéramos saber. Creo que era de esperarse, el maestro Enríquez
siempre fue una persona intachable en su actuar.
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