Page 28 - Los objetos del poder
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Barto les contaba sus aventuras y anécdotas, siempre con algo de humor
            para hacer reír a sus lectores. Su maestro y padrino Clorif constantemente
            quería saber más de las hazañas de su ahijado, su padre, por otro lado,
            se  enfocaba  en  la  seguridad,  le  preguntaba  –¿Has  estado  en  peligro?,
            ¿alguien te ha dañado? Su madre sólo quería que regresara, en cada carta
            le preguntaba sobre su retorno.


            Marco  le contaba  sobre su trabajo  cuidando  ganado bovino, porcino
            y ovino, Fínix trabajaba como guardia de seguridad de cualquiera que
            necesitara  protección. Y Ánni  abrió  una enoteca, donde hombres y
            mujeres podían beber sin discriminar a las féminas, sólo personas letradas
            y alta sociedad entraban ahí, cataban vinos y los comercializaban, no era
            cualquier cantina o burdel, era lo mejor en cuanto a lugares para degustar
            y tomar alcohol, servicio de primera clase, sin pleitos ni clientes agresivos,
            y en sus tiempos libres se especializaba en su deporte favorito, el tiro con
            arco.


            A donde quiera que Barto iba, no se quedaba por mucho tiempo, pero
            conocía a personas importantes de cada lugar, con pequeñas anotaciones
            en el libro del poder, los hacía sus amigos y después se marchaba sin ganar
            enemistades.


            Así pasaron algunas semanas, Barto cada vez iba a lugares más grandes,
            con mayor población, se quedaba más tiempo para hacerse notar con un
            mayor número de personas, dependiendo el lugar donde se encontrase, en
            una ocasión encontró a Rousse, una bella joven que era maltratada; sus
            padres habían fallecido hace tiempo y los tíos con los que vivía la trataban
            mal. Ella al conocer a Barto y tratarlo por muy poco tiempo, supo que
            viajaba, y le pidió que la llevara con él, sólo quería dejar ese espantoso
            lugar, Barto no quería compañía, pero al darse cuenta del trato que los
            familiares le daban a Rousse, decidió aceptar, se llevó a Rousse al partir de
            esa villa, sin que a los tíos u otras personas les importara mucho.


            Rousse después de marchar le dijo: te seguiré por siempre, tú me ayudaste
            cuando más lo necesitaba y me brindaste una oportunidad de salir de mi
            miseria y dolor, te lo pagaré con toda una vida fiel a tu lado.


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