Page 26 - Los objetos del poder
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que muchos otros habitantes, se enlistaban para proteger su hogar en el
            ejército más cercano, con la promesa del rey de mantener a salvo a Magna.


            Cayó la noche y Barto estaba frente al fuego cenando un jabalí pequeño
            que cazó, mientras los asaltantes y bandidos continuaban atados, quiso
            saber si en verdad eran maléficos y desalmados, o sólo hacían sus fechorías
            y malos actos por  alguna  necesidad.  Entonces comenzó a  preguntar
            diversas cosas a los rateros, acerca de su familia, hogar y antecedentes,
            un asaltante se notaba arrepentido y contestaba a cada pregunta que se
            le realizaba, los otros dos sólo se burlaban, cuando contestaban lo hacían
            con broma, desalmados y con respuestas claramente fuera de la realidad;
            a pesar de haber sido vencidos y estar atados no cambiaban un poco sus
            formas o modos, Barto se dio cuenta que uno de ellos era padre de familia,
            que debía alimentar a todos los miembros de su hogar, y no tenía muchas
            fuentes de empleo.


            El interrogatorio indicó que su corazón no era impuro, cortó los lazos que
            lo ataban y exclamó, –te perdono la vida, vete y no mires atrás, pero aléjate
            para siempre de este destino que te estás forjando, si sigues robando a viajeros
            te matarán, generalmente los hombres que caminamos solos sin temor es
            porque tenemos un propósito, una meta, y sabemos defendernos muy bien,
            no porque  andemos perdidos exponiéndonos a peligros inminentes. El
            bandido agradeció, besó la mano de su verdugo y con lágrimas en su rostro
            corrió tan fuerte como pudo, los otros dos no tuvieron la misma suerte,
            eran personas desalmadas, que gozaban de golpear, amedrentar y robar a
            cualquier persona, Barto serenamente comenzó a proclamar, tengo el libro
            del poder, me fue otorgado por un espíritu antiguo, por mi destreza y valor,
            en él, escribo situaciones y éstas se hacen realidad.

            Los asaltantes se burlaban y carcajeaban frente a Barto, pero éste prosiguió,
            tengo la obligación de revelar el enorme secreto una vez al año, o de lo
            contrario perderé cinco años de mi vida, y hoy 5 de abril, ha transcurrido
            el primer año desde que lo tengo, les daré una prueba de mis palabras.


            Sacó el libro de entre sus pertenencias, a simple vista se notaba que el libro
            era especial y anormal, no era como cualquier otro, pero los asaltantes


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