Page 20 - Entes y apariciones entre nosotros
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Así que esa persona me dijo, que la deberíamos regresar a la casa
de donde se la había llevado, que con la misma voz amistosa con
la que le prometió protegerla, la debería llamar y pedirle que la
acompañara.
Mi siguiente pregunta fue:
—Bueno, la llevamos, y…, ¿qué hacemos cuando lleguemos?
Entonces me dijo que, primero fuéramos al cuarto de mi hija, que la
llamara, estirara la mano, como esperando que Penélope le tomara
de la suya y le dijera amigablemente:
—Ven, acompáñame.
Que nos subiéramos al coche y la lleváramos. Ya estando en el lugar,
mi hija se debería bajar del auto, encaminarse a la casa, siempre
haciendo de cuenta que llevaba una niña de la mano, cuando
estuviera fuera de la casa, le dijera:
—Ya estamos en tu casa, tienes que regresar. Y lo dijera tantas
veces como fuera necesario.
En ese mismo momento fui por mi hija y le di las instrucciones,
le dije que no tuviera miedo, que yo estaría todo el tiempo con
ella. Alexa se dirigió a su cuarto, llamó a la niña, ofreció su mano
y entonces sentí que mi cuerpo se erizaba, volteé a ver a mi hija y
su piel estaba chinita, no obstante, continuamos, bajó para dirigirse
hacia el auto, les abrí la puerta de atrás, entraron, me subí, arranqué
y nos dirigimos hacia esa casa.
Al llegar, les abrí la puerta, mi hija bajó con su amiguita, se paró
frente al domicilio y empezó a decir: —¡Ya estamos en tu casa,
tienes que regresar!, ¡ya estamos en tu casa, tienes que regresar!,
¡ya estamos en tu casa, tienes que regresar!
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