Page 24 - Entes y apariciones entre nosotros
P. 24
Mis pequeñas criaturitas
Cuando era pequeña, recibí un gran obsequio, no sé cómo ni
cuándo empezó, pero tengo la sospecha que fue en el rancho de
mi papá, en el cual hay una cabaña y mucho bosque para jugar; esa
ocasión en particular, la neblina se me había hecho muy sospechosa,
pues parecía que me seguía, y creo que también nos siguió cuando
regresamos al pueblo, el asunto es que sentía que nos habíamos
llevado algo del monte.
Pues, sucede que esa noche, cuando me iba a dormir, empecé a sentir
cómo algo se subía a las cobijas de mi cama, entonces, me levanté
un poco y pude ver cómo, lentamente, unas diminutas criaturitas
se fueron acercando a mí, la verdad, no tuve miedo, se veían muy
bonitos, les extendí mis manos, como queriéndolos saludar, y ellos
sin temor alguno llegaron hasta mí, inmediatamente nos hicimos
amigos, jugaron conmigo hasta quedarme dormida.
Al otro día le conté todo a mi mamá, pero no me creyó, pensaba que
era porque tenía muchos muñecos y muñecas, los cuales estaban
acomodaditos en repisas, ella suponía que me imaginaba las cosas
por tanto juguete, pero no era así. Por la tarde, cuando estaba en
el jardín, mis amiguitos aparecieron entre las plantas para hacerme
compañía, se unieron a mis juegos haciéndolos más divertidos, mis
papás escuchaban que platicaba, aunque consideraban que, como
todo niño, eran amigos imaginarios.
Cuando entraban conmigo a la casa, me percataba de que eran muy
traviesos, pues les encantaba esconder las cosas de los demás, y
entonces los adultos me empezaban a regañar creyendo que era la
culpable. Pero no les hacía caso, en voz alta les pedía a mis amiguitos
que no fueran groseros, que regresaran lo que habían escondido, y
a los pocos minutos aparecía. A pesar de todo esto, mi familia no
creía que pudiera ver a esas criaturitas, pensaban que era yo la que
escondía las cosas y luego las devolvía, pero a mí no me importaba.
22

