Page 56 - Entes y apariciones entre nosotros
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Llegar al pueblo y dar la noticia, fue la cosa más dura que me ha
            sucedido, nuestras familias se unieron y acompañamos en todo
            momento, la güera era nuestra mejor amiga, siempre nos cuidaba,
            era la que ponía el orden y ahora resulta que…, ya no estaba.


            Mis amigos y yo prometimos que nunca dejaríamos de visitar a su
            familia, así lo hicimos, ya que, aunque ella había partido, nuestra
            amistad tenía que perdurar, y estas palabras sí que quedaron escritas
            en la historia, puesto que, tiempo después se empezó a escuchar un
            rumor de que, en la curva en donde habíamos tenido el accidente,
            por las noches se aparecía una chica muy guapa y bien vestida, quien
            pedía aventón a los conductores.

            Eso no era todo, dicen que, cuando se detenían para llevarla, durante
            el pequeño trayecto platicaba que iba de regreso de una fiesta, que
            estaba preocupada por llegar para no inquietar a sus papás, así que
            los  conductores  con gusto  la llevaban.  Al pasar  junto  a  su  casa,
            agradecía amablemente, se bajaba y veían cómo se iba caminando
            derechito a su hogar, al abrir la puerta, volteaba a despedirse y
            entraba.


            Fueron muchos los relatos que escuchamos, todos igualitos, hasta
            que un día, fuimos testigos de esa historia, ya que habíamos ido a
            visitar a la familia de la güera; estábamos en la sala platicando con
            sus papás, cuando de pronto se escuchó que tocaron a la puerta, así
            que la mamá se levantó a abrir, mientras que los demás guardábamos
            silencio.

            Entonces, escuchamos cómo un señor muy agradable saludó,
            comentó que la noche anterior le había dado un aventón a una
            señorita  muy  bonita  y  platicadora,  pero  que,  como  ya  era  de
            madrugada, tenía la preocupación de que hubiera llegado bien, un
            frío estremecedor recorrió nuestros cuerpos, después, oímos que la
            señora le agradeció mucho la gentileza, le dijo que no se preocupara,
            que le iba a comentar algo, pero que no se asustara.





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