Page 51 - Entes y apariciones entre nosotros
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fuera, no abrieran los ojos, que mantuvieran siempre la vela con los
            brazos extendidos hacia el frente.

            En eso, empezó a arrojar un líquido sobre él, se escuchaba
            claramente cómo lo rociaba a la vez que pronunciaba palabras que
            no se entendían, se comenzó a sentir cómo el ambiente se enfriaba,
            cada vez más la voz de la señora se oía diferente, más ronca, más
            grave. Sin abrir los ojos, veían que las flamas de las veladoras se
            hacían muy grandes, escucharon cómo la señora se levantó y
            continuó rociando el cuerpo de Pablo, pero ahora se escuchaba
            su voz, como si lo estuviera rodeando, lo rociaba y seguía con su
            plegaria, la sala seguía completamente helada.

            De pronto, se escuchó un gran golpe, un aire muy fuerte pasó frente
            a Diana y su amiga, tan fuerte que derribó a Pablo y al sillón en el
            que estaba, golpeó la puerta e inmediatamente se volvió a escuchar
            ese lamento−aullido de la noche anterior, a todos se les erizó la piel,
            no querían abrir los ojos, pero tenían que ayudar a levantar a Pablo,
            quien yacía en el suelo inconsciente.

            Entre las tres mujeres levantaron el sillón y a su ocupante, en un solo
            movimiento. Poco a poco la temperatura se fue normalizando, las
            veladoras estaban extintas, los algodones se veían secos, la señora
            estaba muy agotada. Pablo seguía inconsciente, pero el ambiente era
            otro, sus rostros lo comprobaban.


            Todas se recostaron en los sillones, con la cabeza hacia atrás,
            exhaustas, después de unos segundos, Pablo empezó a reaccionar,
            Diana corrió hacia él, se abrazaron, los dos lloraron un buen rato. La
            señora sacó de su bolsa un té y pidió a la amiga que lo preparara, se
            quedaron un tiempo más en la sala, descansando mientras tomaban
            la infusión.


            La curandera les comentó que todo estaba bien, que ese ente, aunque
            era malo, ya se había ido, que no regresaría, que el acto realizado,
            la curación hecha ese día y la de la ocasión anterior los protegería




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