Page 54 - Entes y apariciones entre nosotros
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Cuando llegamos a su casa, ya había muchos coches estacionados,
            desde afuera se veía que la fiesta ya estaba animada, así que,
            nos  bajamos  y  pasamos  corriendo  para  no  mojarnos.  Adentro,
            encontramos a muchos conocidos, había comida, botana, pero,
            sobre todo, bebida, así que, entre pláticas, bromas, tragos y baile, la
            noche fue transcurriendo.


            De pronto vi que mi amigo Marco, el dueño del coche, se estaba
            echando unas cruzadas, sabía que él no tenía tanta resistencia, pero
            como también andaba muy bailador, no me preocupé, ya que, con
            tanto movimiento, el alcohol se baja más rápido, y así, entre esa
            algarabía, a todos se nos fue el tiempo y ni cuenta nos dimos que ya
            pasaba de las dos de la mañana.


            Así que, mi amiga la güera, nos dijo que ya nos empezáramos a
            despedir, puesto que es en la madrugada cuando más camiones
            pesados circulan por la carretera, y como era angosta y no tenía
            pintada la raya de en medio, pues el regreso se ponía difícil.


            Ni mis amigos ni yo nos opusimos, todos coincidimos en que
            bailáramos las últimas tres piezas y que nos veíamos en la puerta, y
            así lo hicimos, pero la güera no bailó, se dedicó a cuidarnos, sólo que
            Marco, además de tres bailadas, se echó también tres cruzadas más,
            así que su equilibrio ya no era bueno, por lo que nuestra guardiana
            fue por él y lo empezó a llevar hacia la salida.


            Al llegar a la puerta, la güera le dijo:


                —Marco, dame las llaves, hoy yo soy la conductora designada,
                  por eso no tomé.

            Pero mi amigo se resistió, así que entre todos tratamos de convencerlo
            de que le diera las llaves, ya que por eso ella no había tomado, pero
            el otro, necio, no las soltó, dijo que se sentía bien y que, si cometía
            algún error, inmediatamente entregaría las llaves, por lo que, sin




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