Page 62 - Entes y apariciones entre nosotros
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Todas las noches, después de las 12, vas a encender una veladora,
            te vas a parar frente a un espejo y vas a llamarlo tres veces por
            su nombre, y le dirás: Sergio, tío, ya no perteneces a este mundo,
            has fallecido, vete y descansa en paz. Sólo así podrá continuar su
            camino y tú te sentirás mejor.


            Agradecí mucho las palabras de la señora, me despedí de ellos y me
            fui a mi casa, en el camino iba pensando en el ritual que debería
            hacer y que tenía que pasar a la tienda de la esquina a comprar la
            veladora.


            Por la noche, a la hora indicada, tomé valor, cuando iba rumbo al
            baño prendí la veladora, me paré frente al espejo y empecé a decir las
            palabras que la señora me había dicho: tío Sergio, ya no perteneces
            a este mundo, has fallecido, vete y descansa en paz, después de la
            tercera  vez,  sentí inmediatamente cómo  un aire frío  recorría  mi
            cuerpo, pero no tuve miedo.


            La segunda noche, sucedió lo mismo, después de la tercera
            repetición,  sentí  cómo  ese  escalofrío  envolvía  mi  cuerpo,  pero
            no me daba miedo, es más, esa pesadez en mi cuerpo, como que
            empezaba a disminuir.


            En la tercera ocasión, encendí mi veladora y empecé a caminar
            hacia el espejo, me paré frente a él y empecé a repetir:


                —¡Tío Sergio, ya no perteneces a este mundo, has fallecido, vete
                  y descansa en paz!


                —¡Tío Sergio, ya no perteneces a este mundo, has fallecido, vete
                  y descansa en paz!

                —¡Tío Sergio, ya no perteneces a este mundo, has fallecido, vete
                  y descansa en paz!





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