Page 34 - Preludio los días de mi juventud
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Tratando de no olvidar el trabajo que realizaba antes en el campo,
acompañaba a mi papá a su milpa que tenía en el Carrizo del Ejido de
Copala, las palmas que habíamos trasplantado años atrás estaban a punto
de producir los primeros cocos; siendo sincero, sólo le servía a mi papá
como narrador de lo poco que había visto y aprendido en 10 meses en
la escuela de Xocoyucan, Tlaxcala; la verdad, él se sentía contento al
escuchar mi plática sobre los planes del futuro, pero le daba las quejas a
mi mamá de que no le servía como peón, las manos se me ampollaban;
hasta que una mañana la abuela le dice a mi mamá: —Rosa, personas
como tu hijo ya no deben ir a trabajar al campo, porque esta clase de
hombres hay que cuidarlos como se cuidan los gallos finos de pelea.
Bastaron esas palabras para que el colegiante Aniano Doroteo
Gutiérrez, no volviera a tener un machete entre sus manos e ir a
la milpa a trabajar, y si iba, pero como acompañante, sólo cuando
sintiera el deseo de estar bajo la sombra del palmar.
A mis hermanos menores les daba gusto mi presencia, cuando los
acompañaba para ir a la milpa de vez en cuando, era un día bonito
pasarlo junto a su hermano el colegiante.
Terminó el periodo vacacional y regresé a la escuela de Xocoyucan
el 20 de enero de 1959.
Quiero hacer énfasis en que la perseverancia dará muchos frutos
tarde o temprano y que trascenderán a mayores esferas sociales, es
una de las grandes cualidades de las personas inteligentes.
Para lograr los resultados deseados, las personas no deben renunciar
a sus proyectos, especialmente los que tienen que ver con la
edificación del carácter.
Es importante definir quién eres para reconocer exactamente qué
es lo que tienes en la vida y con qué cuentas. No importa que sea
poco o nada, es necesario partir de algo real.
Si eres de los que saben valerse por sí mismo para alcanzar tus
metas, podrás obtener éxito, porque es fundamental que tengas bien
definidos tus objetivos para alcanzarlos.
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