Page 35 - Preludio los días de mi juventud
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Capítulo V
                                    Cambio trascendente



               Regresando a la escuela de Xocoyucan, nos reinscribimos, pero
            antes de iniciar la primera semana de clases llegó una orden tajante;
            por acuerdo presidencial se cerraban todas las escuelas vocacionales
            de agricultura del país, y se creaban 12 escuelas normales rurales,
            además de las que ya existían, para un total de 28 escuelas normales
            rurales; porque el país necesitaba maestros en el aula rural, para
            culminar el Plan de Once Años, con su modelo educativo “La
            Escuela Rural Mexicana”, que tenía como objetivo llevar al maestro
            a donde estaban los niños.


            El Presidente de la República era el Lic. Adolfo López Mateos,
            que meses atrás había ganado las elecciones a la Presidencia de la
            República. Sin más explicaciones, nos instaron a tomar nuestras
            pertenencias y abordar un autobús verde llamado “El Perico”
            propiedad de la escuela de Xocoyucan.

            Era tanta la exigencia por abandonar la escuela, que hasta el pasaje
            nos pagaban para regresar a nuestras casas o que abordáramos el
            autobús en ese momento, si es que queríamos continuar estudiando
            en otra escuela, los copaltecos y yo nos subimos a “El Perico” sin
            saber a dónde nos llevarían. Se hizo de noche cuando el chofer
            encendió el motor y tomó la carretera rumbo a la Ciudad de México,
            cruzamos la ciudad capital y de ahí hacia Toluca, pero llegando a un
            tramo llamado Mil Cumbres, antes de la capital toluqueña, se tronó
            la flecha del camión, hasta allí llegó, ya no corrió, en ese momento
            sentimos el frío de la madrugada que nos caló hasta los tuétanos, nos
            dimos cuenta que estábamos cerca del volcán el Nevado de Toluca,
            a campo raso, con hambre y sin saber dónde comprar algo para
            mitigar el hambre y la sed, todo era oscuridad.


            Pasaron las horas y como a las siete de la mañana, se estacionó un
            camión de redilas que iba por nosotros, nos dijeron súbanse, así lo




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