Page 78 - Preludio los días de mi juventud
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el trabajo o en la cantina. Otra frase que seguido repetía era, si no
            quieres no. En lo personal, reconozco que no tengo la habilidad para
            contar cuentos colorados, en cambio él, me contaba lo más florido
            de su repertorio.


            Cuando se dio cuenta de mi escasez en ese campo, ante sus amigos
            de cantina, soltó la siguiente frase mi hijo Aniano sabe mucha letra,
            pero yo sé mucha treta, efectivamente, mi papá era astuto, audaz,
            intrépido; varias veces le pregunté si no tenía miedo andar de noche
            por los  caminos,  si no les  tenía  miedo a  los animales feroces  y
            ponzoñosos, su respuesta siempre fue, miedo a qué. Desde joven
            mostró su valentía, en los jaripeos (las toreadas), le montaba a los
            toros, hasta que recibió una cornada en el mentón que le dejó la
            cicatriz para toda la vida; pero no sólo en eso demostró tener valor;
            por ejemplo, cuando salía de cacería con su escopeta de dos tiros
            llegó a matar tigrillos que amenazaban el ganado de sus vecinos;
            siempre regresaba con la presa en el hombro,  decían sus  amigos
            que era muy certero en el tiro; además, amansaba sus potros, sus
            potrancas y mulares; hasta los burros adiestraba para trabajar la
            tierra con el arado.


            Como campesino ejidatario, recogía la cosecha que la tierra le daba
            de la semilla que sembraba siempre con el favor de Dios; tanto así
            que sus vecinos, sus amigos y sus medios hermanos expresaron, esas
            tierras de Chon Doroteo, son muy buenas.


            Lo bonito para mí venía cuando se echaba sus cervezas, llegaba a
            la casa  y de manera impertinente decía, ¡hijo agarra la guitarra!,
            ¡arráncate, regáñamela y acompáñame este corrido o esta canción!”;
            el problema era que cada canción que él cantaba, duraba media hora
            en terminarla, imaginen el show que hacía, por la tarde, por la noche
            o en la madrugada, no me dejaba dormir ni descansar, parecía yo
            rocola al repetirle varias veces la misma canción. Pero haciendo a un
            lado su mal hábito al alcohol y al cigarro, era un hombre responsable,
            amoroso, trabajador, con muchas fallas, pero también con muchas
            virtudes. Ese era mi padre Chon Doroteo. Doña Teresa Gutiérrez,




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