Page 26 - Donde vive la imaginación

—¿Cómo se puede saber cuál es la flor que es blanca por dentro, si son
verdes? —preguntaron confundidos los gemelos.

—En los jardines de la Tierra hay muchas y de todos colores, llevará
tiempo abrirlas para encontrar la correcta. Debemos de evitar
que eso suceda o Luna se habrá comido todas las estrellas —dijo
Canopus.

—Busquen entre todas las flores una con el tallo doblado —sugirió—.
Esa es la indicada.

Los tres regresaron a la Tierra. Tenían escaso tiempo para buscar la flor
del tallo doblado.

El primer lugar en el que buscaron fue en los jardines de la plaza del pueblo.
Con la ayuda de una lámpara revisaron todas las flores; no la encontraron
y fueron a buscar en los jardines de las casas del centro, pero seguían sin
hallar la flor del tallo doblado.

Miguel recordó que al lado de su escuela vivía un hombre de cabello
blanco que caminaba con la ayuda de un bastón, quien todas las mañanas
se ponía a regar las flores de su jardín.

Al entrar en él, vieron en la línea del final una flor morada con el tallo
doblado. Juan la tomó con cuidado y enseguida, por la forma extraña que
tenía, alcanzó a ver el color blanco dentro de ella.

—¡La encontramos! —gritan de emoción.

—Rápido, niños, tenemos que salvar a las estrellas —dijo abrazándolos.

Alfa extendió sus picos y los llevó al cielo con la flor morada. Al llegar,
ayudados por una nube, le mandaron la flor a Luna. Ella se la comió de
una sola mordida y al instante se escuchó en el cielo un gran estornudo.
Las estrellas que se había comido salieron volando como brillantina llevada
por el viento. El cielo volvió a iluminarse nuevamente con la luz de todas

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