Page 21 - Donde vive la imaginación
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un suéter que por los nervios terminó siendo mitad rojo y mitad naranja,
no tengo buen aspecto.
Luego de irse Dolores a la escuela, su mamá guardó a Pijama Rosa de
Franela en un cajón, Pantalón Roto le saludó muy sonriente, ella contestó
con un buen día. Las blusas, sonrientes, le dieron la bienvenida, y entonces
ella, asegurándose de que todos la escucháramos, dijo:
—No me gusta tener amigos, así que evítenme la pena de mandarlos
al diablo.
Sus palabras fueron como si un cinto restallara en el aire. Nuestros hilos casi
se soltaron de tan brusca respuesta, nos quedamos en silencio, sorprendidos
de lo que habíamos escuchado.
Pasaron los días y ninguno le dirigió la palabra. Cuando no estaba en el
armario, aprovechábamos siempre para criticarla. Una noche, Vestido
Floreado nos pidió que dejáramos de hablar de ella, pues nos preguntó un
tanto preocupado si hemos notado unas ronchas en el cuerpo de Dolores.
Pantalón Roto comentó que las había visto y yo, una mañana, también
las vi. ¿Qué será lo que le causa esas ronchas?, nos preguntábamos en el
armario. Nadie sabía el motivo y fue entonces que comenzamos a indagar.
Pero Chamarra Roja se nos adelantó al enterarse de un chisme desde
el interior de Cajón de Accesorios. Nos contó que un doctor le había
recomendado a Dolores un jabón para piel sensible y que su mamá había
comprado un Jabón Zote para lavar a Pijama Rosa de Franela.
—Esta mañana nos lavaron —dijo Chamarra roja—. La mamá de
Dolores fue más agresiva con Pijamita, “ahora sí se van a morir
todos”, la oí decir mientras la tallaba con fuerza. —Y Pijama Rosa
de Franela, ¿en dónde está? —pregunté.
—Sumergida en el fondo de una tina con agua, se lo merece por
provocarle ronchas a Dolores.
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