Page 20 - Donde vive la imaginación
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Entonces Pantalón Roto ve el regalo de cumpleaños, piensa que dentro de
            él hay uno nuevo a la moda.


            En la repisa del  fondo permanece callada  Chamarra Roja, su  olor es
            desagradable. Lleva tanto tiempo guardada que huele a lata de frijoles
            rancios; ella también piensa que el regalo es su reemplazo, aunque aún
            no cumple su fecha de caducidad, guarda la esperanza de ser lavada para
            abrigar a Dolores el próximo invierno.


            Cajón de Accesorios nos vigila, a sus inquilinos les gusta el chisme. No les
            preocupa que sea uno de ellos, hay tantos, les da igual, pero les encanta
            ver cómo al resto de las prendas sí nos mortifica. Vestido Floreado llora
            inconsolable y las flores lilas que lo decoran se ahogan en su llanto. Él
            está seguro de que son un par de vestidos, pues recuerda que la última
            vez que lo usaron el papá de Dolores le gritó: —¡Quítate eso, te queda
            muy corto!


            Desde el cajón, Cinto de cuero le recuerda que esa misma ocasión la mamá
            de  Dolores  le  sugirió  que  lo  use  con mallas  blancas.  Por  un momento
            desaparece su preocupación, pero sabía que tarde o temprano le sucedería
            lo mismo que al Vestido de Rayas, al Morado, al Azul y al de Lunares: a
            todos ellos los usaron como blusas.


            Al paso de unas horas, por un momento han olvidado el regalo. En cambio,
            a mí me invade la ansiedad de que sea un bonito suéter. Uno más suave y
            calientito. Mis hilos bailan de nervios, supongo que se acaba mi existencia
            e iré a parar al calabozo de aquel cajón, o seré regalado a una niña que no
            cuide su ropa y de tanto maltrato estaré lleno de parches.

            Al obscurecer, Dolores entra al armario, abre el regalo, es un hermosa
            Pijama Rosada de Franela con lunares de colores, ideal para el frío. Se la
            pone para irse a dormir. ¡Uf¡, suspiramos todos en el armario. No se trata
            de una prenda que nos remplace. ¡Estamos felices!


            Al siguiente día me da pena hablarle a Pijama Rosa de Franela que se
            encuentra en la mesita justo a un lado de cajón de accesorios. Por eso soy


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