Page 68 - Donde vive la imaginación
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—Tal vez tuvo una mala noche —les dice.
Los compañeros lo dejan dormir. Después de algunas horas suena el timbre
para la salida, Fernando se despierta, pide disculpas y promete no volver a
quedarse dormido en clases. Regresa a casa, hace su tarea, el resto del día
ve televisión y juega con sus carritos.
Pero al caer la noche no ve la hora de irse a dormir porque sus ojos no
quieren cerrarse.
—¡A dormir, pasan de las 23:00 horas y los niños deben acostarse
temprano! –exige su mamá.
—Yo quiero ver la tele. ¡Aún no tengo sueño!, –alega Fernando
apachurrando la cara.
¡Y es verdad! aún no tiene sueño. Por más que trata de dormir no puede,
ni él mismo se explica porqué.
Pasaron los días. Él continúa cansado y con sueño durante la clase hasta
que lo vencía. Más de una vez su maestra lo encontró dormido sobre sus
brazos en su mesabanco. Incluso, al sonar el timbre para ir al recreo, seguía
profundamente dormido.
—El niño duerme en clase, señora, se ve que está muy cansado —dice
la maestra preocupada al teléfono de la dirección.
—Sí maestra, –contesta la mamá–, se duerme tarde, siempre es
necesario reprenderlo para que deje de jugar y duerma temprano.
¡A veces me es casi imposible lograrlo!
—Le recomiendo visitar a un doctor –aconseja–, para saber porqué no
tiene sueño.
—Sí, eso haremos.
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