Page 73 - Donde vive la imaginación
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De pronto, se me ocurrió que, en la máquina de la derecha, se hacían
            anillos de matrimonio, después de estar tantos días pensando y haciéndome
            ilusiones de  ser algo  grande, adopté  la  idea  de  que  si yo me convertía
            en  anillos  de compromiso  de  alguna  pareja,  sería  algo  maravilloso,
            no cualquiera une a dos personas en amor, total me alegré en ser unas
            hermosas argollas de matrimonio.


            Cuando uno de los obreros tomó el gran tanque donde me encontraba
            para meterme a una de las máquinas, me di cuenta por supuesto de que no
            era ni la de la tetera, ni la de donde se hacen los juegos de joyas, entonces
            era la de las argollas.


            Al salir de la máquina, lo que me importaba ahora, era que me convirtieron
            en un objeto valioso y  especial  para  la pareja  de enamorados que me
            comprarían. Siendo yo unas bellas y finas argollas de matrimonio de plata
            fácil llegaría a mi nuevo hogar.


            Así  pasaron  varios  días  yo  me  sentía  feliz,  sabía  que  por  fin  tenía  una
            forma, soy un objeto de plata, algo valioso, me encantaría verme en un
            espejo. Deseo saber cómo he quedado. Una vez que el dolor pasó por lo de
            mi trasformación, me puse bien abusado, espere un momento dentro de la
            caja donde me encuentro, logré salir tantito, de casualidad iba pasando el
            espejo, ese que les conté que mide más de dos metros, que tiene un marco
            de plata hermoso, lo aproveché y me reflejé en él.


            No podía creer lo que estaba viendo, en lo que me había convertido, soy,
            una pluma de plata, sí, era así, me convirtieron en una pluma de plata para
            escribir. ¡No por favor, no!, sentía que todas mis ilusiones se me venían
            abajo, pensé que jamás estaría en los espectaculares gigantes que están
            en las principales avenidas, por supuesto que nadie tendría el interés de
            comprar una pluma de plata.


            Mi estado de ánimo cambió, pienso que no seré útil, todos mis sueños de
            ser famosa desaparecieron. Yo apostaba todo a que sería unas elegantes y
            bellas argollas de matrimonio, eso sí era un buen trabajo, hasta sentía que
            la tetera tenía mejor trabajo que yo.


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