Page 72 - Donde vive la imaginación
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Luego vi algo realmente hermoso, estaban haciendo un juego de collar con
            sus aretes, quede impactado por la pieza de joyería tan divina, en definitiva,
            después de ver todo lo que ahí se hacía, yo quería ser un juego de joyería,
            collar, aretes y anillo.

            Desde ese día no hacía más que fijar mi mirada a todos los modelos de
            joyas que se hacían en el lugar, había unos collares largos, otros pequeños,
            cortos, delgados, gruesos, con piedras y algunos adornos más.


            Calmado seguía esperando dentro del tanque, a que se llegara el día en que
            alguno de los obreros de la fábrica me tomara y me metiera en una de las
            grandes máquinas para salir siendo un hermoso juego de joyas.

            Estaba seguro de cumplir mi sueño, salir en los espectaculares de las calles
            se llenarían con mis fotos, todos las mujeres, señoras, jóvenes y de edad,
            querrían tenerme en su alhajero, para lucirme, quizás en una noche de gala
            con el presidente del país o en una pedida de mano o en una graduación,
            qué sé yo.


            Al pasar de los días, la idea de ser un hermoso juego de joyería había
            desaparecido, porque vi que tenían tiempo en estar haciendo teteras, si
            esas que son muy bonitas, que se usan para servir el té. Al inicio no me
            ilusionó la idea de ser una tetera, pero al final ya estaba tan cansado de
            estar aún dentro del tanque, que me daba igual ser una tetera de plata o un
            juego de joyas, tal parecía que me habían abandonado, que las personas ni
            sabían que existía.


            Me encontraba tan desesperado que no me importaba en que me iba a
            convertir, lo que deseaba con todas mis fuerzas era ser útil, algo en donde
            alguien me quisiera tanto, que no me deje nunca.


            Una mañana muy temprano, vi que inició el encendido de tres máquinas, la
            de mi lado izquierdo sabía que era donde se hacían las teteras, la de enfrente,
            donde se hacían las joyas, la de mi lado derecho nunca supe que era lo que
            hacían, como el orificio por donde podía ver no me permitía ver para ese
            lado, sólo escuchaba que se encendía la máquina y que algo se hacía.


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