Page 15 - El desarrollo de habilidades socioemocionales desde la práctica docente en preescolar
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Preámbulo




               Siempre me he preguntado, ¿cómo se forman los recuerdos?, cómo es
            que nuestro cerebro elige ciertos momentos importantes de nuestra vida,
            para  recordar: olores, lugares, personas, gestos, semblantes  y  hasta lo
            cálido del sol que pudo haber sido ese día. Ahí me encontraba…, en un
            salón alto, frío y poco pintado de una escuela primaria que aún contaba
            con una construcción  antigua  y singular;  mi maestra  Malena  me  miró
            apaciblemente, y observó sentada desde su escritorio, el nerviosismo de
            mis piernas que oscilaban en la silla gris que aún era grande para mí,
            cuando dijo que me acercara, imaginaba qué me diría  acerca de mi
            comportamiento, pues yo misma me había sentido desanimada durante el
            ciclo escolar; con una actitud serena y mirada envolvente tomó su pluma
            negra  y  empezó  a  escribir  la  calificación  de  10  en  todas  las  materias,
            mientras me preguntaba,  ¿qué pasa?, sinceramente  no recuerdo qué
            pude haberle dado como respuesta, yo, una niña de seis años que estaba
            sumamente apenada; pero sí recuerdo lo que ella me dijo y se grabó en mi
            mente para siempre –“tú eres mejor que esto”–, entregándome  la boleta
            con 10 final de promedio. Recuerdo que le agradecí y me retiré pues en ese
            momento no entendía la magnitud que representarían sus palabras en mí.


            Crecí como era de esperarse, y pude comprender que ver más allá de las
            personas  al observarlas, se volvió  mi principal herramienta para  crecer
            como profesionista. Tuve maestros muy diferentes, en sus estilos y ritmos
            de enseñanza, ¡y claro que de ellos obtuve aprendizajes!, pero no todos
            transcendieron en mi persona como los que a continuación describiré. En
            sexto de primaria mi maestra Cleotilde nos enseñaba con gran amor (ahora
            comprendo que era su virtud), tenía casi 70 años y nos hablaba con aquella
            dulzura como si de verdad, viera en nosotros a sus nietos revoltosos que no
            le queda de otra más que amarnos, pero era tan reconfortante su manera
            de ser pues realmente sentíamos que nos apreciaba y ante esa manera tan
            dulce y tolerante de ser, no te daban ganas de fallarle.


            En la secundaria, mi padre Ladislao era el subdirector y escuchaba de
            mis amigos y otros alumnos lo bueno que era, mi padre es recordado


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