Page 146 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Canciones de ayer y de siempre
Hace unos días, en uno de mis inútiles intentos de poner cierto
orden en mi montaña de papeles, carpetas y libros, aquí en la casa de
ustedes, apareció una vieja libreta con letras de canciones de aquellas que
constituían el repertorio de mi etapa de cantante radiofónica; de los doce
a los diecinueve años, en el que cinco de éstos tuve el honor y el placer de
ser acompañada al piano por las manos mágicas de mi maestra y amiga
de siempre, doña Judith Pérez Romero de Castaldi, en la radiodifusora
XEQW, de don Perfecto Villamil Cicero.
Era hermoso el ambiente de la radio entonces, los programas eran en vivo
y al estudio donde grabábamos podía entrar cualquier persona, guardando
la debida compostura de no hablar ni hacer algún tipo de ruido.
Ahí estábamos sólitas, Judith sentada al piano y yo frente al micrófono;
primero ensayando brevemente y, enseguida de la intervención del locutor,
que hacía su rutina de anuncios, venía nuestra interpretación. Durante
todo ese tiempo nuestro patrocinador comercial fue la Cervecería Yucateca
con sus productos. El público domiciliario podía solicitar por teléfono sus
canciones preferidas; el teléfono estaba en la cabina de control y, previo
al programa, nuestro amigo Agustín Worbis y Worbis, El Alemán, como
le decían a este simpático personaje, un excelente técnico de control
radiofónico, nos pasaba a Judith y a mí la relación de solicitudes que
procurábamos complacer casi siempre el propio día, en caso contrario les
prometíamos a los radioescuchas solicitantes que en la siguiente emisión
los complaceríamos y siempre procuramos que así fuera.
Tenía yo doce años cuando, fortuitamente, Judith descubrió que yo cantaba
y entonces procuró mi contratación a aquella radiodifusora. Salí de la
primaria ese año y durante toda mi secundaria y tercer grado de normal
seguí ese mismo ritmo de vida de estudiante y cantante. En ese lapso, y
cuando Judtih formó un conjunto femenil y se fue a México un tiempo,
enseguida el señor Lázaro Achurra, entonces dueño de las emisoras
XEMQ y XEQM, me contrató para cantar en otro programa igualmente
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