Page 158 - El magisterio y la vida en verso y prosa
P. 158
Criar y educar
Criar y educar, dos verbos cuyas acciones, aplicadas al desarrollo
integral del ser humano, resultan muchas veces difíciles de coincidir, para
lograr sus objetivos cabalmente.
Se sabe de niños muy bien criados desde la cuna, cuyo organismo físico es
muy fuerte y capaz de realizar múltiples hazañas a través de él, a lo largo
de su vida; sin embargo, las conductas psicosociales de esos mismos niños
no logran a veces tener los alcances culturales para poder ser catalogados
en su adultez como un hombre o una mujer bien educados.
Y es que la educación es algo más complejo, pues va dirigida al logro
de conductas individuales socialmente aceptadas y también al desarrollo
del individuo como ser humano, capaz de adquirir conocimientos
interdisciplinarios que le den un sustento cultural racionalizado, al mismo
tiempo que habilidades y destrezas que lo capaciten para integrarse
sanamente al núcleo social y familiar que lo ha prohijado, convirtiéndolo
en alguien de provecho.
Ahora bien, entre la escala animal a la que pertenecemos, que es la de los
mamíferos, los seres humanos somos los más vulnerables físicamente, en
nuestros primeros años de existencia para poder sobrevivir sin la ayuda de
nuestro clan familiar y social.
Si todo aquello funcionara, es un hecho indiscutible que la primera
fuente de la cual abrevamos conocimientos es la familia. Y aquí viene lo
complejo; ¿Cuántas familias tienen la preparación formal o informal para
influir positivamente en la adquisición de conocimientos de un niño o una
niña, en sus primeros meses, o años de nacidos? ¿Con qué vocabulario, en
qué tono de voz, en qué momentos oportunos nos dirigimos a ellos para
escucharlos, para responder a sus preguntas incipientes, para señalarles
cosas de su entorno físico, decirles el nombre que corresponde a cada
una, y para qué sirve? ¿Cuándo a aquel bebé que comienza a balbucear le
señalamos un ser vivo de su entorno, pájaros, flores, mariposas, un pollito
156