Page 156 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Resulta  que  en  este  ameno  y  valioso  texto  se  describe  una  estrategia
            didáctica, susceptible de aplicarse en los dos últimos grados de educación
            primaria o los primeros de secundaria.


            Consiste ésta en una dinámica que sugiere integrar un círculo en el centro
            del salón con una parte del alumnado; no indica cuántos componentes pero
            se sobreentiende que es proporcional, porque los demás son observadores
            y estarán tomando apuntes, para luego emitir conclusiones.


            Los  participantes  del  círculo  reciben  estas  indicaciones:  el  que  quiera
            comenzar  deberá  pronunciar  un  enunciado  generador,  sobre  el  tema
            que quiera, el cual da pie para que los siguientes participantes continúen
            con otros enunciados, aunque sin perder la idea central, hasta cerrar el
            círculo  con  una  conclusión  lógica,  que  también  puede  ser  lúdica.  Pero
            aquí estuvo mi agradable sorpresa; resulta que el ejemplo que utilizan los
            autores hace alusión a un dicho popular entre las personas mayores de mi
            lejanísima infancia, el cual se mantuvo vigente hasta cuando me inicié en
            el magisterio (1958), aunque ya hace mucho tiempo que no lo escucho. Lo
            reproduzco aquí, tal como lo presenta el texto aludido:


                  “¿Eres  casado?  Y  con  mujer;  ¿Cómo  se  llama?  María.  Como  la
                  mía; ¿Cuántos hijos tienes? Tres. Y yo otros tres, ¿Serán guapos?
                  Tienen bríos. Como los míos; ¿De dónde eres? De Colmenar. ¡Que
                  es mi lugar!; ¿Dónde vives? En la plaza. Junto a mi casa; ¿Qué oficio
                  tienes? Soy tunante. Yo también; soy paseante.

            Conclusión


            Supuesto que eres casado y con mujer, y yo también; que se llama María,
            como la mía; que tienes tres hijos y yo otros tres; que tienen bríos, como los
            míos; que eres de Colmenar, que es mi lugar; que vives en la plaza, junto a
            mi casa; que eres tunante y yo paseante; ¿Me prestas mil reales? ¿Cómo te
            llamas? ¡Orozco! ¡No te conozco!









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