Page 166 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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¡Me canso bech!
Expresiones ludolingüísticas existen en todos los idiomas del
mundo, pero más, mucho más, me atrevo a decir, en nuestros países
latinoamericanos, porque en todos ellos se dio la dualidad de acervos
culturales, como consecuencia de la fusión de nuestras culturas primitivas
y la europea, representada por los invasores españoles.
En medio de esta simbiosis histórica-cultural, México y los demás países de
habla hispana en el continente, debemos congratularnos hasta cierto punto
de que hubiera sido el idioma español nuestra segunda lengua, aunque ya
sabemos que, por razones de supremacía cuantitativa, nos fue impuesta
como idioma oficial.
A estas alturas valoramos este legado histórico, pues aunque la vieja España
nos trajo una lengua perneada por otras culturas que la influenciaron en
sus formas oral y escrita, su estructura gramatical es de tal riqueza que nos
permite a sus hablantes contemporáneos de todo el mundo florear, colorear,
adornar y enludecer cualquier tipo de comunicación con nuestros pares,
la gente común, los que aprendimos a expresamos a través de nuestras
raíces familiares y sociales con un lenguaje popular, cotidiano, el que nos
caracteriza como miembros de un grupo sociocultural determinado; el que
nos hace auténticos, sin dobleces ni falsas posturas intelectualoides.
Ubicando estas reflexiones en nuestro amado Yucatán, la dualidad mestiza
que nos regaló la historia universal se hizo patente al correr de los años, no
únicamente en el plano biológico sino también en el lingüístico, cultural
y social. Y es tan placentera esta forma de expresión bilingüe que nos
descarga muchas veces las presiones limitantes de aquellas que, dichas
de otra manera, podrían calificarse de ofensivas. Como en toda creación
humana, existen expresiones linguosociales que en el plano generacional
se ganan y se pierden. Y es que, entre una generación y otra, se dan
situaciones en el ámbito social, que la gente de entonces asimila y adopta,
incorporando algunas expresiones a su norma lingüística vigente, mismas
que con el paso de los años llegan a caducar, de tal modo que únicamente
quedan en la memoria de quienes las utilizaron.
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