Page 170 - El magisterio y la vida en verso y prosa
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Cuestión generacional
Hace unos días, estando sentada ante el escritorio de mi cubículo de
trabajo, sacando cambio de la cartera, se me cayó una mini moneda de
cincuenta centavos y, esta sencilla contingencia suscitó dos consecuencias.
Primero, descubrir que esos toritos de metal tienen el valor monetario de
cincuenta centavos, es decir, de medio peso, algo que les juro que yo no
sabía; para mí, todas esas micro monedas eran de “x’lá” cinco centavos y,
si se me caía alguna, ni el intento hacía por levantarla, no valía la pena.
Cuando pasaba algún pordiosero por la casa y sólo tenía dos o tres, a
veces más, de esas monedillas, me daba vergüenza dárselas, porque en mi
concepto, apenas sumaba 20 o 30 centavos y, por tanto, temía ofenderlos o
que me tomaran por una tacaña o algo peor.
Resulta que hoy, la chica que nos ayuda en la limpieza del local, me hizo
notar que su valor era de cincuenta centavos. ¡Dios mío! Y me acordé de
aquella popular canción de no sé qué grupo guapachoso de hace por lo
menos cincuenta o sesenta años cuya primera voz decía:
¡Con medio peso, compré una vaca,
y de esa vaca, nació un becerro.
Tengo vaca, becerro y todo eso
¡Con medio peso...!
Y ahí se seguía el señor comprando un montón de cosas más y todo eso,
con medio peso. Y yo ahí regándolos cual si fueran confetti.
Otra cosa que descubrí aquel propio día fue que el cuento infantil, tan
popular en mi generación, de La Cucarachita Mondinga que se encontró,
barriendo y barriendo, una monedita y que, después de mucho escoger,
decidió comprarse afeites para lucir más bonita, lo cual logró por lo visto,
porque los candidatos a su negra mano comenzaron a fluir y se dio el lujo
de escoger entre todos ellos, al que más le convino y le gustó, que fue el
Ratón Pérez; pero para su desgracia, ya todos sabíamos lo que pasó, que
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