Page 18 - Colección Rosita
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—¿Por qué habría de comerte?, yo no como flores, y menos si son tan
                  hermosas  como tú,  contestó  la  gansa, contrariada.  ¿Cómo podía
                  pensar una flor semejante atrocidad?

               —Bueno, dijo la flor con timidez, los animales con pico comen pasto, y
                  tú tienes pico, aunque es ancho y no estás volando.


               —¡Ay, ya!, y también me vas a decir que no sé nadar!, contestó Irene,
                  entornando los ojos.


               —¡Pues no, no sé nadar!, ¡y qué!, ¿o hay alguna objeción a eso?, ¿alguien
                  dijo que los gansos debíamos comer flores, volar y saber nadar?, ¿no
                  verdad? Entonces no, ¡no te voy a comer, ni sé volar y tampoco sé
                  nadar!


            Se alejó malhumorada, esa flor era impertinente, pero, ¿cuál no lo era?
            Conocía  la  historia  de  una  flor  que  hizo  sufrir  mucho  a  un  principito.
            Mejor se alejaría, no quería sufrir a causa de una flor.


            Continuó su exploración, hasta ahora, se sentía satisfecha de su vida, pero
            sí le intrigaba, ¿por qué no sabía nadar?, ¿acaso todos los gansos sabían
            hacerlo y únicamente ella no?


            Miró con envidia a Medias, entretenido, jugando en el agua.


               —¡Anda, no seas miedosa!, gritó el chihuahua, invitándola al río.


            No contestó, estaba un poco avergonzada, le gustaría aprender a nadar,
            ¡pero el agua ejercía en ella una fascinación negativa! No, mejor no, ¡si
            cuando caían gotas de arriba se metía bajo una silla para protegerse!


            Miró de  soslayo a  una pareja  de  animalitos  negros, con la  panza roja,
            tuvo precaución de no acercarse demasiado, a esos sí los conocía, sabía lo
            traicioneros que eran, ¡nunca imaginó encontrarlos también ahí! Los había
            visto bajo la cama, donde dormía su humana, en el rincón donde nunca
            barría, y bajo las cosas acumuladas en el fondo de la casa de su humana,



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