Page 26 - El Sembrador de esperazas
P. 26
Ámalas como son.
Y nuevamente sus palabras me despertaron de ese sueño donde todo
era armonía…, y vi en mi buró unas notas que estaban escritas con
una caligrafía soñolienta, apenas entendibles y entendí a cabalidad
que no sabía nada del amor.
Quien no sabe amar, quiere que las personas cambien.
Quien ha aprendido a amar, las acepta y potencia lo mejor de su yo.
Le bajé varios peldaños a mi ego. Él no se presenta a las personas
que son perfectas, sino a quienes necesitan aprender a amar.
Empecé a intentar ver en todos y en todo, el silente poder del amor.
No creo en lo que me cuentas, ya no ocurren esas cosas, es de
ancianos y de otros tiempos.
Tú también me quieres cambiar, me gritó ese muchacho enojado.
Aunque realmente no lo había contado para él, sino para recordarme
a mí mismo, lo que me faltaba aprender.
No pasó mucho tiempo, un abrazo me hizo sentirme amado toda la vida.
Te amo abuelo.
Cuando amas de verdad, dejas al otro humano, ser, con todos sus
defectos, mi amiga es maravillosa, exclamó el jovencito, con ojos de
borrego a medio morir.
Estábamos aprendiendo a amar y contesté con alegría:
Todo ser humano, lo es.
Para ver la vida hermosa y sin defectos..., hay que estar enamorado.
24

