Page 36 - El Sembrador de esperazas
P. 36

Ya en el monte lloré como nunca, mientras le contaba a un amigo
            mi desventura.

            Me escuchó sin decir palabras. Terminé de armar mi tercio y busqué
            la manera de no llegar temprano. No sabía cómo llegar a casa sin las
            canicas prometidas.


                —Se te está haciendo tarde, vete a tu casa ya.


            Mañana ve a mi casa por favor a ayudarme, —me dijo ese hombre
            sabio, para no decir viejo.

            Mi madre me regañó y casi me pega por llegar de noche…, pero mis
            hermanos ya estaban dormidos.


            Aguanté las burlas de mis compañeros casi todo el día, porque mi
            mente no estaba ahí…, estaba pensando cómo llegar a casa con
            canicas.

            Llegué con mi amigo para ayudarle y ante mi asombro me dio una
            gran bolsa de canicas que había guardado desde toda su vida…, y me
            dijo…


                —Si tus acciones son de buena voluntad y buscan hacer felices
                  a  otros,  siempre  encontrarán  respuesta.  Si  buscas  ayudar  a
                  otros, te ayudas a ti mismo.


            No entendí lo que me dijo, hasta que esa tarde, mis hermanos y yo
            jugamos y reímos como nunca. Al final de la temporada, cuando
            todos se reunían a contar sus canicas, ante el asombro reflejado en
            su rostro, les mostré mi gran bolsa…, en ella había muchas canicas
            hermosas y también cayucos.


            ¡Si hay buena voluntad, el universo siempre conspira a tu favor!







            34
   31   32   33   34   35   36   37   38   39   40   41