Page 63 - Docentes que transforman vidas que forman...
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El sept educativo: la sutil influencia
Para ver un mundo en un grano de arena y
un paraíso en una flor silvestre, sostén el infinito
en la palma de la mano y la eternidad en una hora.
William Blake
Las maestras y maestros somos seres humanos (no es ninguna
novedad), pero en qué medida somos conscientes de ello. Al tener
la característica de humanidad nos convierte en perfectibles,
es por ello, que en el tránsito por la vida y las experiencias
docentes experimentamos diversidad de situaciones a niveles
personal, familiar, social, económico, pedagógico y didáctico.
Éstas son compartidas por el resto de personas con quienes
nos relacionamos, es lo que Kristin Neff denomina “humanidad
compartida”, que es un componente de la autocompasión que
“reconoce que la imperfección es algo típico de la experiencia
humana y que permite no sentirse raro o distinto a los demás
cuando se afrontan los propios fallos o limitaciones”. (Roca,
2013, p.174)
Las y los docentes tienen consigo una responsabilidad que sobrepasa
los límites de lo visible y se acerca a los niveles más profundos
de la relación entre el docente, alumno y el contenido, es por
ello que su forma de relacionarse no gira solamente en el sentido
didáctico, sino que existen otros aspectos de reciente comprensión,
me refiero a lo que los neurocientíficos llaman “sincronización”.
Autores como Nazareth Castellanos (2023), afirman que después
de permanecer por cierto tiempo en comunicación lo que pasa en
mi cerebro se sincroniza con el cerebro de la otra persona (al que
se le presta atención), tienden a imitarse, se asemejan; sin embargo,
este fenómeno no concluye ahí, sino que la conexión trasciende
y permite conectar en otros dos niveles: el del corazón y a nivel
hormonal, todo ello en una especie de movimiento y vibración con
quienes se realiza el intercambio.
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