Page 89 - Docentes que transforman vidas que forman...
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La amabilidad es otra característica que puede ser cultivada, todos
los días tenemos en nuestras manos la libertad de ser amables con
nuestros estudiantes, lo cual es una acción que no cuesta nada y
requiere de práctica y voluntad en su ejecución. La amabilidad
puede ser aprendida y como refiere Alvin Tofler “los analfabetos del
siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino los que
no sean capaces de aprender, desaprender y reaprender”. Es preciso
reaprender con amabilidad y agradecimiento para desarrollar una
docencia más humana y empática.
Los estudios realizados muestran que el simple acto
de sonreír unos 20 segundos puede activar emociones
positivas, estimular la alegría y la felicidad. Sonreír
fomenta la liberación de neuropéptidos, cuya función es
combatir el estrés y liberar un coctel de neurotransmisores
—serotonina, dopamina y endorfinas— que hacen que nos
sintamos bien. La serotonina actúa como un antidepresivo
natural, la dopamina activa los centros de recompensa del
cerebro y las endorfinas son analgésicos naturales. (Lama,
Tutu & Abrams, 2016, p. 161)
Como revelan las investigaciones hay una ganancia en la simple
sonrisa, para el que la recibe, pero también para el que la expresa,
razón aún más fuerte para practicar la amabilidad y generosidad. En
cierta ocasión tuve la oportunidad de recaudar dinero para una niña
enferma de cáncer, boteamos junto con mi familia durante dos días
y entregamos el dinero a sus abuelos, la sensación interna de poder
ayudar fue maravillosa; en otro momento un grupo de estudiantes
se organizaron para vender rifas para una persona cuya salud se
había deteriorado y me sumé, de igual manera encontré en el acto
de ser solidario y empatizar con el dolor de los demás una sensación
de paz y tranquilidad.
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