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7. Piense bien, hable bien, actúe bien


                        El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad.
                                                           Ludwig Van Beethoven


            Aplique esta regla sencilla con sus estudiantes: piense bien, hable
            bien y actúe bien, yo la he denominado el principio de las tres B´s.
            El cual puede ser utilizado a lo largo de su vida, con su círculo de
            amistades, con los profesores, amigos, familia y en los diversos
            espacios donde se desenvuelve, pues hay interdependencia en cada
            uno de ellos. En este caso es con el estudiantado con el que hay que
            desafiarnos en su práctica.

            ¿Por qué pensar bien? A lo largo del libro, nos hemos dado cuenta
            de las imbricadas redes y formas de pensamiento que persisten
            en la práctica educativa, la cual en muchas ocasiones está cargada
            de estereotipos, expectativas e ideas preconcebidas desde la
            experiencia y nuestra historia de vida. Pensar bien es darle la
            oportunidad a la niña, niño, adolescente o adulto de reivindicar su
            orgullo, es desear desde la mente lo mejor, es aprender a confiar
            en las posibilidades y contribuir a que éstas se hagan presentes. Es
            amar en pensamiento.


            Hablar bien constituye el segundo principio, nuestro lenguaje
            simboliza mucho para la vida exterior, pero también representa una
            conexión entre nuestro pensamiento y las formas de expresión, ya
            referíamos los trabajos de las neurociencias que han demostrado la
            denominada sincronización y que en el caso de este precepto aplica,
            pues, así como hay una sincronización entre cerebro-corazón y
            hormonas, también se armoniza el pensamiento, la palabra y la
            acción, pues hablo conforme pienso. Si mis palabras expresan amor,
            compasión, paciencia, prudencia y si pienso en consecuencia con
            ellas, logro una coherencia percibida por quien me escucha; si,
            por el contrario, mis pensamientos denotan aspectos negativos mi
            vocabulario también lo expresará.




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