Page 108 - Los objetos del poder
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quién peleaban. La tierra comenzó a abrirse en algunas partes provocando
que los soldados y las bestias cayeran, pero el andar no se detenía.
De pronto el visionario de Barto recordó claramente el camino, estaban
muy cerca de llegar a la cueva, ahí se desató el escenario de la feroz batalla;
el clima volvió a cambiar, aparecieron remolinos de aire y agua más
poderosos que los anteriores, éstos si eran tornados completos y formaban
barreras para no dejar pasar, al moverse los ejércitos para un lado u otro,
también los tornados se movían, como si tuvieran mente propia y quisieran
detener al mayor número de guerreros.
Clorif daba indicaciones a su batallón, entren por el flanco derecho, Albus
intentaba rodear y entrar por el otro flanco; de frente atacaban René, Barto,
Otis, Viktor y Taurus, en compañía de Bruu y Marco, todos los batallones
se acercaban a la cueva, cuando un nuevo poder surgió, portales que se
abrieron en el suelo y trasladaban a los guerreros a siete metros de altura,
para hacerlos caer sobre sus compañeros, como si llovieran soldados en el
campo de batalla, era un panorama insólito.
A pesar de todo, Aldebarán no deseaba muerte o desolación, aunque atacaba
con fuerza procuraba no matar a sus oponentes, por ello los portales no
elevaban más alto a los guerreros; desde esa altura la mayoría sólo se lesionaba
gravemente al caer sobre otros soldados, quebrándose alguna parte de su
cuerpo e impidiendo que se volvieran a levantar, y al desplomarse sobre sus
compañeros detenían el avance de las tropas como lo hacían los tornados.
En ese preciso momento los extravagantes cuernos, tambores y trompetas
sonaban con mayor intensidad, la información que los generales revelaron
se regó rápidamente entre todos los individuos, luchamos contra un
espíritu mitológico, hemos estado peleando con él, desde que inició el mal
clima, den todo de sí, porque este espíritu amenaza a nuestros pueblos,
nuestras ciudades, nuestros reinos, nuestros hijos y nuestras familias, peleen
y destruyan la cueva que su ubica a dos kilómetros al frente.
Muchos soldados sintieron miedo, querían escapar, a otros les despertó su
espíritu de lucha, pero la batalla ya se encontraba justo frente a ellos, no
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