Page 105 - Los objetos del poder
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vez detendré por completo mis actos durante 12 horas, es un tiempo
                  muy adecuado, para que se repongan tus guerreros en todos sentidos,
                  pero en ese tiempo no podrás acercarte ni un solo metro, ni intentar
                  atacar, de lo contrario no honraré estos términos y me abalanzaré
                  con tanto poder y furia que los borraré de la faz de la existencia de
                  este planeta, ¿aceptas o prefieres continuar sin descanso? Acepto tu
                  gentileza, 12 horas de descanso, y después continuaremos nuestra
                  contienda respondió el emperador.


            Los otros líderes de escuadrón apenas se habían marchado, fue necesario
            alcanzarlos en su camino mediante  mensajeros para que  regresaran  y
            darles las buenas noticias; 12 horas sin ningún tipo de ataque por parte de
            Aldebarán, eran perfectas para descansar y tomar fuerzas, para el inicio de
            la tercera batalla, todos estarían fuertes y con ánimos.


            Por otro lado, la orden fue muy clara, nadie, absolutamente nadie, tenía
            permiso de  adelantarse, si  algún  soldado  desobedecía, sería  causa de
            muerte al instante por su respectivo general; la orden era descansar y comer,
            porque estaba muy cerca la pelea final. Barto y ningún líder de escuadrón
            se  arriesgarían  a  ir  al  frente,  y  con  ello  hacer  enfadar  a  Aldebarán,  lo
            mejor por lo pronto era esperar que ese lapso transcurriera y sanara a los
            guerreros, para después pelear con toda la fuerza que tuviesen.


            Algo lejos del campo de batalla, en Magna, las reinas de la nación incluida
            Murta,  estaban  preocupadas  por  sus seres  queridos,  no había  llegado
            Luna ni una sola vez, desde que partió la fuerza belicosa, lo que causaba
            incertidumbre y temor al no tener noticia alguna.


            Únicamente Bruu, fue a la guerra, era la lugarteniente de su suegro Albus,
            pero ella prefería no entrar a las reuniones de los líderes, porque conocía
            su carácter golpeado y temperamental, si llegaba a no estar de acuerdo con
            el resto de los hombres, causaría conflicto interno, puesto que defendería
            su punto con rudeza. Ese tipo de conflictos disminuyen la fuerza bélica de
            cualquier tropa, porque provoca inestabilidad entre los máximos generales
            del  ejército, así  que era  mejor  que se mantuviera  al margen, y  evitar
            complicaciones, según su propia apreciación de las reuniones de la toma


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