Page 92 - Los objetos del poder
P. 92

Aurora era más que encantadora, dulce, refinada y analítica, amaba en
            demasía a su padre, tal vez un poco más que a Scarlet, su propia madre,
            cada uno de ellos conformaba un engranaje que hacía que funcionara a
            la perfección su relación, para consolidar una familia sólida, fuerte, unida
            y feliz.


            Brousen era más grande y pesado que todos sus hermanos, él tenía un
            excelente corazón, era muy bondadoso y ordenado, constantemente en
            las charlas de su padre con Daysi, su madre, recordaban aquel momento
            en que la dama conquistó al caballero, desde que lo apreciaba en silencio,
            cuando redactó la carta, y hasta cuando sin mediar palabras, besó a su
            ahora querido esposo. Brousen degustaba esa historia, aunque por alguna
            razón le causaba poca pena contarla a todo mundo.

            Flor era una guerrera, llevaba excelente relación con Bruu, una de sus
            madrastras, ésta la enseñaba a pelear mejor en sus ratos libres, por su lado
            Dayana, su madre, siempre la contemplaba con cariño y dulzura, Flor era
            su adoración y frecuentemente le decía agradecida a Barto, gracias por
            haberme dado la dicha de ser madre de una niña como mi linda Flor.

            A Dina, la hija de Bruu, le encantaban los juegos y deportes acuáticos, era
            muy buena nadadora, capaz de vencer a un adulto en carreras en el agua,
            teniendo apenas 14 años de edad, ágil, discreta y excelente atleta.


            Sarto que llevaba casi el mismo nombre que su padre, tenía un cuerpo
            esbelto y delgado, aunque comía muy bien, no engordaba gracias a su
            rápido metabolismo, esa cualidad siempre salía a relucir en las pláticas;
            Gely, su madre, le daba libertad de conocer los dominios de su padre, así
            que en sus tiempos libres, el bohemio de Sarto se iba de aventura, a recorrer
            todo lo ancho y todo lo largo de su nación, a veces con sus hermanos, a
            veces con amigos y de vez en cuando solo, a Barto le recordaba cómo era
            él en su niñez, con Marco, su amigo, Ánni, su esposa y Fínix, el amigo que
            lo traicionó.


            Recordando a Fínix, Barto no pudo olvidar su deceso, aproximadamente
            después de  un año y medio de  borrarle  la  memoria  y sembrarle  un


            90
   87   88   89   90   91   92   93   94   95   96   97