Page 93 - Los objetos del poder
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gran trauma en su cerebro, de espiarlo en todo momento mediante sus
            compañeros laborales, Fínix quería acercarse a su amigo Barto, aunque las
            ocupaciones que éste le había dado lo mantenían a distancia y sin tiempos
            libres para visitar al rey; poco tiempo después, trabajando en la apertura de
            un túnel que conectaría a Magna con otra ciudad importante, acortando
            tiempos de camino, ocurrió un accidente trágico, en el cual Fínix pereció, al
            caerle encima una gran roca maciza, producto de un deslave del cerro que
            se estaba perforando, todos los que conocían el secreto del libro supieron
            que Fínix fue un traidor; por su parte, él falleció sin recordar la acción que
            había hecho en contra de su amigo y rey, nunca volvió a ver a Aldebarán,
            como el espíritu se percató que fue borrada su memoria, y que tenía un
            miedo irracional hacia lo desconocido, decidió dejarlo en paz, si aparecía
            frente a él lo mataría del susto y ya no necesitaba al informante, de hecho
            nunca lo necesitó. Sólo lo usó el tiempo que pudo a su voluntad.


            El líder supremo de la gran alianza de pueblos, ciudades y reinos, comenzó
            a desear tener más familia con sus esposas, esta vez también querría que
            su segunda camada de hijos, compartieran edad, pero no utilizaría el libro
            para ello, por sus propios medios buscaría fecundar a sus reinas en tiempos
            no muy distantes la una de la otra para obtener su deseo.

            En cuanto a las habilidades que cada uno tendría, eso sí lo escribió, algo
            muy similar a la escritura que hizo antes de tener a sus primeros hijos, los
            segundos hijos que tenga cada una de mis esposas, serán excepcionales
            para todo, como sus hermanos y hermanas mayores, y siempre respetarán
            a sus padres y abuelos.


            Barto  tenía  tiempo  que  no  usaba  el  libro  para  temas  desafiantes,  sólo
            resolvía problemas de la alianza ratificando en todos lugares que él era
            el indicado para ese puesto, pero algo de pronto le motivó para volver a
            escribir situaciones difíciles y experimentar con su objeto de poder, también
            tenía mucho tiempo que no llamaba a Aldebarán, principalmente para
            que no fuera a notar los planes que existían en su contra. Por consecuente
            tomó la decisión de llamarlo una vez más, pero en esta ocasión fuera del
            castillo, escribió, mi viejo amigo Aldebarán, el ser vetusto apareció.




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