Page 33 - Cuatro tres historias de amor
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indicaciones claras para que empezara el tratamiento, sirvió algo de
sopa en un recipiente y le ordenó comerlo antes de que se enfriara.
Ernesto, se dejaba guiar y acataba cada orden de la buena samaritana
que, además, era realmente hermosa. Sintió que sus malestares iban
desapareciendo milagrosamente. Comió la sopa caliente mientras la
chica lo observaba, y al terminar, ella se despidió diciéndole que lo
dejaba descansar.
La acompañó a la puerta, la vio salir y aún no alcanzaba a comprender
lo ocurrido. Regresó a la cama y durmió hasta el día siguiente.
Al despertar, creyó haber vivido un sueño, pero al encontrar los
frascos de medicamento en la mesa de noche, entendió que fue real,
y por primera vez, desde hace mucho tiempo, sintió un alivio en el
corazón.
Esa semana no regresó Neida, aunque Ernesto la esperó cada día; sin
embargo, lo alentaba su mejoría, pues así podría él mismo buscarla
para agradecerle sus atenciones.
Cuando por fin pudo salir de la casa, al primer lugar que decidió
ir, fue a la tienda donde su nueva amiga trabajaba. Antes de llegar,
pasó por una pequeña florería y compró un tulipán para regalárselo
a manera de agradecimiento, desconocía los gustos de la chica,
pero en ese pueblo abundaban ese tipo de flores, así que no tuvo
problemas para seleccionar el regalo.
Una vez en la tienda, observó desde afuera cómo la chica
acomodaba unos estantes y bailaba mientras lo hacía, le pareció una
visión encantadora. De pronto, Neida volteó hacia afuera, lo vio e
inmediatamente le hizo una seña con la mano para entrar. Ernesto,
sintió que le temblaban las piernas, pero entró y caminó hasta el
mostrador, donde lo recibió con una hermosa sonrisa.
—Me alegra que estés mejor, ya veo que mis remedios te sirvieron,
le dijo la joven. —Así es, por eso en cuanto me sentí bien, vine
a agradecerte, contestó Ernesto, entregándole el tulipán, el
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