Page 34 - Cuatro tres historias de amor
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cual recibió con gusto. En ese momento, se acercó un cliente
para pagar algo, por lo que el chico se hizo a un lado y viendo
que interrumpía el trabajo de su amiga, se alejó del mostrador
para comprar los víveres de la semana.
Al momento de pagar sus compras deseó tener tiempo de hablar
con la chica, pero había varias personas por ser atendidas después
de él, ella también notó eso, así que lo invitó esa noche a su casa,
tendría una reunión y le gustaría que fuera. El no hacer amigos o no
hacerse notar era parte de la estrategia de Ernesto, pero no pudo
negarse ante tal invitación.
Neida, le dio la dirección exacta y, finalmente, se despidieron.
El resto del día, pensó en no asistir a la casa de su nueva amiga, no
podía correr riesgos. Esconderse en ese lugar, fue la mejor alternativa
que tuvo después de lo ocurrido en Florida. Fue un desafortunado
accidente, al menos así lo consideraba él; después de todo, sus
clientes eran muchos, nunca pasó algo grave, algunas sobredosis,
sí, pero todos salieron vivos del trance. Quién iba a pensar que al
nuevo cliente le haría reacción de esa forma la dosis consumida,
hasta llevarlo a la muerte. Al menos tuvo tiempo de salir a tiempo
del país, todo gracias a su “padrino”, quien arregló la huida lo antes
posible. No importó a dónde iría, con estar lejos era suficiente, pero
era necesario pasar desapercibido.
Tras reflexionarlo por mucho tiempo, decidió que una pequeña
salida no dañaría sus planes, además, por ver a Neida nuevamente,
valía la pena correr un pequeño riesgo. Así que, al llegar la hora
convenida, se encontraba parado frente a la casa de la chica. Ella salió
a recibirlo y todas sus dudas sobre si estaba haciendo lo correcto, se
disiparon.
Fue una velada tranquila, sólo había dos personas más. Un
muchacho de su edad, 20 años, pero que parecía mucho mayor por
su estatura y complexión de vikingo, y una jovencita pelirroja llena
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