Page 22 - Afuera en lo profundo
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El repaso mental de Jesús sobre el Protocolo para una interacción
armónica, le da escalofrío. Por un momento se atrofia, pero está
claro, los profesionales en la educación han de tenerlo claro; los
estudiantes, quizá no, pues, a su edad poco entienden de razones.
¡Cuánto se esmera el profesor en transmitir a sus alumnos el
sentido de aquella normatividad!, sobre todo al inicio del curso,
a través de los acuerdos de su clase, y cada vez que lo considera
pertinente. Frente a sus grupos, repite las instrucciones, sin agregar
ni quitarles palabras. Punto y aparte, asocia esas reglas con el
respeto, el autodominio, la integridad y demás valores; no obstante,
de cara a la desatención de sus alumnos, se desvive en explicarse
de otra manera. Una vez les dijo, textual: en la escuela nuestra
forma de relacionarnos es sofisticada. ¿Quién me dice qué significa
sofisticada?, apunten el término en el glosario. Nuestra forma de
convivir aspira a niveles abstractos, sublimes.
¿Abstractos?, ¿sublimes? Jesús hizo una pausa y reajustó la
explicación: ahí tienen a los grandes intelectuales, revolucionarios
y artistas que refuerzan su amistad intercambiando ideas. Por
ejemplo, hay una carta de Octavio Paz a Carlos Fuentes, en la que
Paz le confesó a Fuentes el inmenso gusto que le daba ser su amigo,
a pesar de sus diferencias y de la distancia geográfica que en varias
ocasiones hubo entre ambos escritores mexicanos. Tanto fue el
entusiasmo de Octavio Paz, de Carlos Fuentes, del formador y de
los formados, a causa de la fraternidad por correspondencia, que
Jesús abrió un libro viejo y se animó a leer completamente aquella
misiva, y como si él mismo la hubiera firmado con la transparencia
que uno halla en la intimidad, enfatizó una de las líneas: en la zona
sagrada de nuestra amistad, saber de ti es aire fresco. Tal vez este
aire encendía los ojos de los estudiantes que, ávidos, se peleaban el
turno para expresar las conexiones que hacían del tema con lo que
más les interesaba en la vida. Al final de este apasionado tipo de
clase, el profesor se retiraba de inmediato porque tenía que llegar a
otra aula, pero, más que nada, para quitarse de encima a los alumnos.
Tras él, lo agobiaban con las asociaciones que seguían encontrando
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