Page 22 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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Al ver su felicidad, pienso en mis mejores días, que son cuando he
encontrado alguna moneda o billete tirados en el suelo y cuando
encuentro grandes ofertas, eso me hace regresar a casa muy
optimista. Un día encontré un billete de 500 pesos, fue un milagro,
es como si el universo me compensara de alguna manera, ese billete
fue un trofeo.
Mis peores pesadillas vienen cuando sueño de forma recurrente
estar frente a un mar de dinero y no sé qué hacer, no sé cómo
tomarlo, no sé qué haría si alguien estuviera ahí tratando de tomar el
dinero también. Siempre es muy angustiante, me pone muy ansiosa
y termino despertando, escurriendo sudor por la frente; el dinero
nunca es suficiente.
No espero que me entiendan, no hay nada qué entender, no hay
ningún problema, para nada. No me encuentro en el límite del ahorro
y la mezquindad. No me imagino viviendo con alguien, seguramente
sería muy difícil y caro compartir con otro un departamento o el
alimento, no, eso no va conmigo. Las personas creen que es difícil
convivir conmigo, pero siento que soy alegre y sencilla, sólo eso.
El dinero ahora, es mi objeto de deseo, eso me hace excesivamente
cuidadosa con él, me hace amarlo, ternurizarlo, protegerlo. Ahora,
retener el dinero se convierte en lo único en lo que tengo poder,
sobre el dinero yo mando, y decido qué sale y qué no, qué entra y
qué no.
Desprenderme del dinero significa perder mi autoestima, y entre
más tengo…, mejor. Llevar de forma organizada mis cuentas me da
seguridad y también me entusiasma; el dinero tiene muchos más
significados, siento tener la razón sobre la forma como concibo el
dinero y también sé del despilfarro de los otros.
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