Page 26 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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No recuerdo nada de eso, sólo recuerdo que estaba absorto frente a
la obra de Millet que se llama “El Ángelus”, un óleo que representa
una escena campestre con dos personajes: un hombre y una mujer
sencillos y humildes, que dejan sus labores agrícolas para rezar el
Ángelus. Me hizo recordar muchas cosas, como cuando mi padre
me contó la historia de los campesinos que cosechan papas y las
regalan a los pobres en los tiempos del hambre; cuando me hicieron
pensar que en la canasta había un bebé y que los campesinos estaban
viéndolo mientras dormía plácidamente; cuando me contaron
cómo esta obra obsesionó a Salvador Dalí, considerándola una de
las mejores pinturas del mundo y de la historia, pero también me
hizo recordar cuando mi madre rezaba conmigo antes de comer o
de cerrar los ojos para dormir.
Me mandaron a hacer estudios, sospechaban de algo que a otras
personas que visitan los museos les había pasado, dijeron que podría
tratarse del síndrome de Florencia o del viajero, una condición rara
que aún siguen estudiando.
No sé qué pasará cuando regrese otra vez a un museo, pero en el
fondo, sé que tras esas obras volveré a ver a mis padres contándome
historias, será como una regresión al estado perfecto, seguro que
regresaré.
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