Page 63 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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sucedía con mucha frecuencia, casi todos los días, si no era a mí, les
pegaban a mis hermanos y a veces mi padre le pegaba a mi madre o
incluso una vez, mi madre le pego a mi padre con la misma riata. Así
solucionaban, según ellos, sus problemas.
Mis padres también me enseñaron que si me pegaban o insultaban
en la escuela que les regresara el manazo o el insulto. A mí no me
pegaba nadie, prefería ser yo el que pegara para que a ellos nunca se
les ocurriera pegarme a mí. Desde la primera vez que pegué, supe
que ellos me tendrían miedo y no se atreverían a pegarme ni una
sola vez.
Creo que pegarles o molestar a los chamacos es una forma de
desquitar la forma cómo mis padres me pegan, porque claro, a ellos
no les puedo pegar, ya que son adultos y son mis padres y éstos
otros tarugos muchas veces ni siquiera meten las manos, sólo dejan
que les pegue o los moleste y se van chillando. Eso me hace sentir
cómo se va mi coraje. Por eso hay que buscar chamacos que se vean
débiles, pitirijos y temerosos, pues no es bueno ponerse con alguien
que sí te puede dar tus cates.
Sobre la manera que creo que los otros chamacos me miran, debo
decir que habrá de todo, los que me tienen miedo (un día uno
apenas me vio y se orinó en los pantalones), los que se esconden
de mí o me evitan mirando para otro lado cuando paso junto a ellos.
Pero también hay los que me ven con admiración y con respeto, es
como si yo fuera poderoso. Un día me sorprendí de que un niño de
un grado más arriba me pidió que le ayudara a molestar a un niño
que le caía mal. Por supuesto que no acepté, yo sólo molesto a los
que yo quiero.
Cuando molesto chamacos me gusta hacerlo con otros dos o tres
muchachos que solitos empezaron a seguirme, no es que sean mis
amigos, sólo que también les gusta molestar, ellos hacen todo lo
que yo les digo, creen que soy su líder, con ellos planeamos formas
de molestar, casi siempre sé qué es lo que más les molesta a los
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