Page 64 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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chamacos y eso es justamente lo que hacemos, si a uno le da pena
quedar en ridículo frente a sus amigos, lo ridiculizamos; si a uno le
molesta que le quiten su comida, se la quitamos, así de fácil. Siempre
molesto a alguien cuando ningún maestro me ve, creo que soy muy
bueno en eso.
En realidad, no tengo amigos en la escuela y creo que…, en ninguna
parte. Creo que me cuesta trabajo relacionarme con otros chamacos.
El otro día en una fiesta me quedé solo en una mesa, aun cuando
vinieron otros chamacos y chamacas que yo no conocía para
invitarme a ir a platicar.
Yo no tenía idea de cómo era que todo lo que hacía podía estar
afectando a los chamacos. No sabía que uno de ellos pidió que
lo cambiaran de escuela sus padres, o que otro se cambió al otro
turno sólo para no toparse conmigo, o del otro chamaco que trató
de quitarse la vida cortándose las venas porque ya no aguantaba
todo lo que le hacíamos. No sabía que uno dejó de comer y ya no
quería venir a la escuela, que se peleaba todos los días con su madre
porque ella creía que era un flojo que no quería estudiar. No sabía
que había chamacos aterrados por mí, otros que tenían miedo de
dormir porque tenían pesadillas.
Creo que esa es la razón por la que estoy aquí, quieren que me dé
cuenta de las consecuencias de mis actos y que pida perdón. Madre,
sé que me ves con coraje y me da miedo ir a la casa porque no sé lo
que me vas a hacer.
Ahora que sé todo eso, que hice sufrir a esos chamacos, no sé cómo
quiero vivir o superarlo, no sé cómo pedir perdón, yo sólo conozco
la violencia para resolver las cosas. No sé cómo hablar de mis
sentimientos, no sé cómo pedir que me ayuden a aprender cómo
hacerlo, cómo respetar, cómo tolerar, me siento perdido.
Sé que hay muchos como yo en las escuelas y siento que debo poder
hacer algo para que eso se detenga, los maestros deben poder platicar
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