Page 89 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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La  psicóloga  dice  que  me  obsesiona  la  idea  de  que  los otros
            me perciban de manera negativa, pero que debo entender que,
            finalmente, todos están viviendo sus propios infiernos y puede
            ser posible que ellos no estén poniendo atención en mí, sino en la
            manera como ellos creen que los demás los ven.


            Pero las preguntas llegan a mi mente de manera recurrente…,
            ¿cuándo es que llegará ese día en el que me sentiré feliz con lo
            que pienso y siento que soy y no con lo que la gente cree que soy?,
            ¿cuándo me sentiré bien con mis orejas puntiagudas?, ¿cuándo es
            que pensaré en hacer que la vida se vea más sencilla de lo que es?,
            ¿cuándo dejaré de pensar que todo es difícil?, ¿cuándo enfrentaré
            mis miedos?, ¿cuándo podré decir que detrás de mis mil máscaras,
            puede ser que haya alguien auténtica que quiera ser reconocida y
            feliz?


            La psicóloga dice que seguro, un día estaré ocupada haciendo lo que
            he soñado con tanta intensidad que no habrá tiempo para sentirme
            mal, dice que el día que empiece a pensar en el bienestar de los
            otros habré asegurado antes mi propio bienestar.


            Ojalá que un día pueda regresar a esa edad infantil e inocente en
            donde tener las orejas puntiagudas no significaba nada. Por el
            momento, me quedaré en la sombra, en el lugar donde me siento
            bien y a salvo. La psicóloga me dice que hay una cosa que me
            alentará y que está ahí esperando por mí, se llama paciencia, porque
            es seguro que esto…, pasará.

            Pero antes, tendré que resolver historias turbias de mi camino,
            las que hablan de las relaciones con mis padres, necesito que me
            vean con ojos de amor, ellos me deben las dos partes de confianza,
            autoestima y seguridad, que me hacen falta para seguir adelante
            y cuando se arregle esto, otras cosas se arreglarán. Seguramente
            cuando eso suceda, el espejo, siendo honesto conmigo, me dirá que
            soy bonita.





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