Page 92 - Empatizando. Relatos para jóvenes
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Los gatos me hacen generar oxitocina, apenas los veo, me sacan de la
            tristeza o de un mal momento. Me fascina cuando de vez en cuando
            se vuelven locos, y siempre, siempre, siempre, siento su amor
            incondicional. Y, ¿qué decir de la ternura que despiertan cuando
            están pequeñitos?, son simplemente adorables e irresistibles.


            ¡Ah!, también me sé el vocabulario gatuno: acicalar, afilar,
            almohadillas, amasar, arañar, arena, arenero, atigrado, bebedero,
            bigotes, bufido, cachorro, cama, camada, carnívoro, cazar, celo,
            cepillo, cola, colonia, comedero, comida, correr, cría, dientes,
            doméstico, erizar, escarbar, esconderse, félido, frotar, garras,
            gruñido, heces, higiene, independencia, instinto, jugar, juguete,
            lengua,  limpieza,  mamífero,  marca,  mascota,  maullido,  micho,
            minino, montés, orina, patas, pelea, pelo, perro, pies, rascador,
            ratón, raza, regazo, retráctil, ronroneo, saltar, salvaje, sigilo, vacuna
            y veterinario.


            Los gatos me dan un enorme ejemplo de vida ya que, por muchas
            veces  que caigan,  los gatos siempre encuentran  la  forma  de
            levantarse y volver a intentarlo. Tienen un espíritu de resiliencia
            y probablemente sepan mejor que yo, que los errores no nos
            incapacitan para conseguir el éxito que ambicionamos a largo plazo,
            por algo se dice que tienen siete vidas.


            Es por  mucho que  me fascinan  los  gatos, amo  los gatos,  casi ni
            siquiera me importa compartir con ellos todos los espacios de la
            casa, dormir con ellos, jugar con ellos, comer cerca o junto a ellos,
            no me importa mucho oler a gato, ni llevar la ropa llena de pelos de
            gato, eso no es importante, y tampoco el qué dirán.


            Para mí, todas las sensaciones que me producen los gatos: la alegría,
            la ternura, la fascinación, la admiración, siempre estarán ahí. Basta
            con voltear a la casa y ver los 28 gatos que se mueven por todos
            lados, para saber, que así será.







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